No vengas, te conjuro, con tus piedras;
con tu vetusto horror con tu consejo;
con tu escudo brillante con tu espejo;
con tu verdor insólito de hiedras
con tu vetusto horror con tu consejo;
con tu escudo brillante con tu espejo;
con tu verdor insólito de hiedras
En aquel árbol la torcaza es mía;
no cubras con tus gritos su canción ;
me conmueve, me llega al corazón,
repudia el marmol de tu mano fría.
no cubras con tus gritos su canción ;
me conmueve, me llega al corazón,
repudia el marmol de tu mano fría.
Te reconozco siempre. No, no vengas.
Prometí no mirar tu aviesa cara
cada vez que lloré sola en tu avara
desolación.
Prometí no mirar tu aviesa cara
cada vez que lloré sola en tu avara
desolación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario